Después de meses sin verse, consiguieron ponerse de acuerdo
en día y hora.
No era lo habitual, pero ese día ella llegó tarde.
Aún así, al
encontrarse, y después del saludo de rigor, ella fue directa al grano, y
comenzó a reprocharle su actitud.
No era algo que le gustara hacer, pero era más una necesidad
por demostrarle sus sentimientos , que una queja por su comportamiento en si.
Dejame soñar
Él, con su dulce sonrisa, y sin dejar de mirarla, la abrazó
con la fuerza del cariño.
Ella, ya estaba feliz.
Así, abrazados, comenzaron un paseo , con el romper de las
olas como música de fondo, riendo y contándose sus cosas, como una pareja con
el mismo destino
No me despiertes por favor.
Autora: Lucía Novo
No hay comentarios:
Publicar un comentario