Había una vez un beso, sin boca, sin labios, completamente
perdido, apareció una mañana fresca en un parque de la ciudad y el viento que
reinaba por esos lares se apiado de él, de ese destello dejado a su paso y
porque en cada vuelo renovaba la alegría del aire, de las hojas de los árboles
y el brillo del sol, y mantenía en el aire porque también quería ver crecer a
ese beso, sabía que este no era su lugar, su naturaleza era más humana .
Le
tenía cariño desde que llegó y el viento se había propuesto no dejar caer al
suelo, sin embargo el tiempo se agotaba, el viento, literalmente tenía que
echarse a volar, los tiempos de primavera estaban a punto de terminar.
Cierto día iban dos chicos caminando por el parque y el
viento los divisó, una chica y un chico, muy jóvenes, no conocían al beso y
menos los poderes del viento.
La jovencita de sombrero para el sol y el muchacho con
gorra, iban en distinta dirección, pero el viento se las arregló, con cierto
soplido casual, elevo por los aires una gorra, un sombrero y un beso, los
chicos corrían sin perder de vista respectivamente cada uno su objeto volador,
ella por su sombrero para el sol y el por su gorra.
Estaban a punto de conocer
al beso, quedarse con él, verlo crecer en sus bocas, y la suerte fue por tres.
Los objetos cayeron en cabezas distintas y ambos sin darse cuenta estaban
frente a frente, por poner las cabezas primero, se unieron las bocas y el beso
se convirtió en sello, unión, pegamento, El viento se fue a dormir y ellos se
quedaron despertando los corazones.
Autor : Poetas Nuevos , Chile.
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