Historias de Amor que Buenos días Princesa, desempolva del cajón de tus recuerdos y de tu corazón.
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Historias de Amor
Quiero que puedas compartir
tu Historia de Amor, real o la que sueñas,
Sería bonito, tener tu historia,
y darla a conocer al mundo.
Envia tu relato al mail del blog
y me encargaré de publicarlos, aquí,
en esta seccion.
Envía tu relato via mail, aquí.
Alicia Valverde
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Alicia Valverde
domingo, 30 de marzo de 2014
El me amó
Sólo podía pensar en ella, pero su timidez siempre fue más poderosa que su deseo. Ansiaba llegar a la escuela para verla con sus trencitas de niña pícara y su mirada traviesa. El primer amor de aquel chaval se convirtió en el único que vivió.
Pasaron los años y llegó el instituto. Las hormonas arrasaron con los miedos y por fin consiguió hablar con ella de algo que no fueran las trivialidades del colegio. Ella no le hizo mucho caso, pero tampoco rehuyó la amistad que aquel chico le ofreció.
Él intentó ir más allá, pero ella no sentía lo mismo por él y se lo dijo.
Una mañana de lunes, se enteró de que ella tenía novio. Sintió mil puñaladas en el estómago y tanto dolor que deseó morir.
El tiempo lo cura todo, dicen. Pero no es cierto. Buscó la felicidad en las drogas, pero no la encontró, claro.
Se convirtió en un joven al que nadie quería acercarse. Un tipo peligroso, decían los que se acercaban a él.
Ella siguió con su vida. Rompió con el primer novio, encontró a otro, pasaron unos años y llegó la noticia de que iba a casarse.
No tardó él en enterarse, que ya había pasado de consumir drogas a traficar con ellas. El dinero le llovía y sería tan fácil conquistarla con lujos, pensó equivocadamente. Tenía que evitar la boda y comenzó a espiarlos para saber quien era el afortunado cabrón que iba a quitarle su chica. El plan era sencillo: contratar a un sicario para que asesinase al otro.
Una mañana, antes de que se produjese el crimen, la encontró en un bar y ella se acercó a él para saludarlo y comentarle que iba a casarse. Balbuceó las frases de rigor: "me alegro mucho por ti" "que todo vaya bien"... Pero vio algo en la mirada de ella que le rompió los planes. Ella estaba enamorada. Ella era feliz. No podía matar al causante de aquella dicha.
Ella también vio que aquellas frases hechas eran falsas y sabía que él estaba enamorado de ella, pero no podía ser. Ella nunca sintió nada más que amistad por él.
Buscó al sicario y abortó el asesinato. El sicario no se lo tomó muy bien y le dijo que tenía que pagar por ello. Él le ofreció la cantidad acordada para no tener problemas con la condición de que no siguiera adelante. El sicario se volvió avaricioso y le pidió más dinero del acordado o llevaría adelante el plan previsto. A él no le quedó más remedio que matar al sicario y lo hizo.
Llegó el día de la boda de ella. Él no estaba invitado pero acudió a la ceremonia para verla por última vez. La vio feliz y sonrió.
Al cabo de unas semanas, alguien se acercó a él y le disparó por la espalda. Sin duda, era la venganza por haber matado al sicario. Cayó al suelo y con el último suspiro pronunció el nombre de ella.
Enseguida se supo la noticia y al poco se celebró el entierro. No acudieron muchos. Solo sus familiares y poco más.
A los pocos días ella fue a la tumba de él y depositó una rosa. No pudo reprimir una lágrima. Una señora se acercó y le puso la mano sobre el hombro al tiempo que le preguntaba que parentesco tenía con él.
Ninguno, contestó ella, pero él me amó.
Eres afortunada, dijo la señora.
Lo sé.
Gracias a su Autor, Santi Malasombra
Síguelo en twitter @SantiMalasombra
domingo, 2 de marzo de 2014
Carta a mi ex
Qué tiempos aquellos. Recuerdo que te conocí un día de Reyes de madrugada pero no recuerdo de que año. Un día de reyes, como todos los de aquellos tiempos.
No me preguntes que año era. Qué más da. Era la época de los ye-yes
y de la minifalda. Recuerdas???. Tu siempre estabas muy guapa con aquel vestido rojo color teja.
Hoy en día añoro cuando dos días a la semana y cuando caía la tarde íbamos de la mano a aquel Colegio de monjas de la gran ciudad donde cortejábamos juntos y yo, con cariño, te acariciaba y te acariciaba, pero yo, en aquellos
tiempos, era un inexperto. Yo no sabía hacerlo.
Recuerdas aquella monja joven de pocos años con aquel babero blanco y aquellos ojos claros y que nos sonreía cuando lo hacíamos mal??. Aun la tengo en el recuerdo. Que habrá sido de ella???
Era muy dulce. Era guapa. Tú y yo íbamos a verla, siempre, de la mano, hiciera frio o calor. Aquella monjita de sonrisa dulce y apacible nos enseñó a querernos y a que yo te entendiera.
Como pasa el tiempo. A qué velocidad.
Siempre te daba mi mano derecha. Siempre. Íbamos en aquellos trenes que carraqueaban ( al tracatra del tren) una y otra vez. La carbonilla entraba por la ventanilla del tren y cuando llegábamos a casa te limpiaba con mimo y yo, después, a la ducha, muchas veces con agua fría. Tú sin rechistar. Siempre dispuesta a ayudarme en aquellos años difíciles y jodidos. Siempre estabas ahí.
Recuerdas cuando subía la vecina del segundo, a altas horas de la madrugada, porque nuestras caricias eran
demasiado altas??? Lo recuerdas???
Recuerdas que aquella mujer que subía era guapa, vestía unos vaqueros
ajustados que le quedaban de cine y unas camisetas de algodón ajustadas???. Tenías y sentías celos. Tú y yo no decíamos nada y seguíamos acariciándonos.
Por las mañanas, muy de mañana, me despedía de ti y te decía adiós quedando sola en casa velando mi ausencia.A la vuelta de la facultad te saludaba y te contaba mis aventuras de clase y solo descansabas cuando veía al Sporting
en blanco y negro. Lo recuerdas?? Y que cuando no ganaba el Sporting yo me cobijaba en tu regazo, ponía mis codos a tu lado y empezábamos de nuevo a sintonizara???? Lo recuerdas??
Los meses del segundo y tercer trimestre era cuando más salíamos y estábamos juntos juntos, cuando más nos veíamos. Siempre era así y cuando acababa el curso de vuelta otra vez al norte en los mismos trenes y pasando siempre por los mismos lugares. Nos conocíamos de memoria las paradas y rutas. Tu siempre de rojo teja y yo dormitando y soñando. A veces hacia frio y yo me tomaba un café en el vagon-cafeteria para recuperar.
Venia el revisor. Me ticaba el billete y a ti nunca te decía nada. Pero tú siempre me dabas ánimo y eso que algunas veces no me salían bien las cosas. Pero tú siempre ahí estabas cuando yo te necesitaba.
Aún recuerdo el día de las oposiciones, el último examen, recuerdas cómo doble aquel papel que me escribiste en tinta negra reciente y en mayúsculas????. TU TRANQUILO.TE DESEO SUERTE.
Ese papel de la esperanza lo doblé con mimo, lo metí en mi cajetilla de celtas y me fui al examen. Y todo pasó. Llegue a casa contento, tiré los libros encima
de la cama me tumbe boca arriba encima de ellos y me quede dormido a tu lado mientras tu me hacías compañía.
Siempre estabas ahí. Algún día te mandare aquella foto con mi barba y pelos largos, en la que tu estabas esbelta a mi lado.
Hoy en día, aun, estas a mi lado y no te abandono ni te abandonare nunca, nunca. Siempre, a mi lado, estarás colocada encima de mi mesa camilla con faldas de fiesta como si fuera aquel día de reyes.
Y han paso años y años, ya ha llovido, y te sigo queriendo. Te seguiré amando mi pequeña Olivetti LETTERA 32. TE QUIEROOOOOOOOOOOOO Besinos
Y aun sigue lloviendo
Autor de este precioso relato:
Orujo y Café
@orujoapaloseco
Sin oposición no hay progreso (orujoapaloseco)
Si lo que sabes no lo pones en conocimiento de los demás es como si no lo supieras (orujoapaloseco)
Perdido en el norte
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